Para el alumnado de Quinto "B":

Este es vuestro blog. Ofrecerá enlaces para acceder a recursos que complementen nuestro trabajo en el aula. Asimismo servirá para que podáis expresaros y desarrollar vuestras capacidades comunicativas.

jueves, 24 de enero de 2008

La plaza de San Marcos


Situada en el corazón de Venecia, de unos 80 metros de ancho por 170 de largo. Tiene un curioso pavimento de bandas decorativas y está bordeado por una serie de regios monumentos: Las procuradorías, la basílica de San Marcos y la torre. Esos tres edificios los puedes observar en la fotografía de izquierda a derecha.
Invéntate una pequeña narración protagonizada por Filippo. El escenario donde transcurre la historia es esta famosa plaza veneciana. Primero, prepara la narración en tu cuaderno de escritura; después de corregirla en clase,en una puesta en común, la subes al blog como un comentario. No olvides poner tu nombre.

  • Si quieres saber algo más de Venecia visita Wikipedia

15 comentarios:

Anónimo dijo...

FILIPPO VA CON SU MADRE A LA PLAZA DE SAN MARCOS
-Filippo.¿Te apetece ir a la Plaza de San Marcos?- le dice su madre a Filippo.
-Espera, que me visto- le contesta Filippo.
-Primero iremos a la basílica, después a la torre- dice su madre.
-Vale, sabes que me encanta- dice él.
Por el camino Filippo estuvo muy atento porque era una plaza preciosa, pero se despistó y se perdió.
-¡Mamá, mamá!- gritó Filippo.
Filippo se despistó porque estaba viendo una serie de regios monumentos.
-Oiga, perdone. ¿Ha visto usted a una señora con ojos verdes, pelo negro, con una camiseta verde?- pregunta Filippo a un señor.
-Sí, la vi por allí- dijo el señor.
-Gracias- contestó él.
Al fin Filippo encontró a su madre.
-Pero hijo, llevo todo el día buscándote- dice la madre.
-Perdón, no volverá a pasar- dice él- dame la mano y no me soltaré de tí.
-Bueno, ¿vamos a ver eso?- dice su madre.
-Pues claro, pero esta vez no me despistaré- contesta el niño.
-Trato hecho- dice la madre.

Ana Isabel.

Anónimo dijo...

FILIPPO Y SU MADRE
Había un niño que se llamaba Filippo. Vivía en Venecia. Un día estaba en la Plaza de San Marcos, vio a un extranjero y le dijo:
-Hola señor.
-Hola muchacho.
-¿Quiere que le lleve a dar una vuelta por la ciudad? Seré su guía.
-Muy bien.
Así que Filippo le llevó por toda la ciudad y en dos días terminó. El señor le dijo:
-Muchacho, me llevaste muy bien y aprendí muchas cosas. Toma tu recompensa.
-¡Pero señor, es mucho dinero!- claro, a Filippo veinte euros le parecía mucho dinero, pero también se sentía agradecido.
-Señor, le doy muchísimas gracias.
Al final Filippo tuvo una idea extraordinaria. Si hacía eso todos los días al salir de clase, después de sus deberes, podría llenarse los bolsillos.
Y pasó un año. Filippo le dijo a su madre:
-Ahora es hora de que te des un lujo, mamá.
-¿Qué pasa hijo?
-Toma.
-¡Pero bueno!- Filippo en un año había recaudado novecientos euros; y con ese dinero le había preparado a su madre un viaje a Suiza para que fuese a esquiar.
-Hijo, ¿cómo has conseguido tanto dinero?
-Mamá, trabajando- y entonces contó a su madre lo que había estado haciendo el último año.
-¡Me iré de viaje!
-Yo me quedaré, mamá.
Al cabo de una semana su madre volvió de Suiza. Ella se sentía tan agradecida que estaba deseando demostráselo a su hijo. Así, en secreto, consiguió ahorrar gracias a que logró un mejor trabajo y, al llegar el verano, su madre le dijo a Filippo:
-Ve preparando tus cosas. Nos vamos de viaje.
-¿Qué dices mamá?- preguntó intrigado Filippo- ¿Dónde vamos?
-Nos vamos diez días a Canarias, los dos juntos- dijo su madre- es un premio por tus buenas notas.
Filippo y su madre se sintieron muy felices.

Juan Esteban

Anónimo dijo...

CARNAVAL DE VENECIA
En Venecia vivía un chico llamado Filippo. Un día Filippo estaba con su madre en la plaza de San Marcos. Filippo vio a una máscara en una esquina.
-Mamá, he visto una máscara en esa esquina.
Su madre se echó a reir. Entonces le dijo:
-¡Claro Filippo, es que es Carnaval!
-Mamá, yo quiero vestirme -dijo Filippo.
-Vamos a casa para ponerte un disfraz- le contestó su madre.

Oscar

Anónimo dijo...

VENECIA EN CARNAVAL
Filippo iba por la calle cuando de pronto algo le llamó la atención y le preguntó a su madre:
-¿Mamá, que puede ser eso tan extraño que he visto?
-Descríbeme eso tan extraño que has visto, Filippo -le respondió su madre- ¿Cómo era?
-Era una persona que llevaba puesta una máscara plateada y un vestido muy raro como de la Edad Antigua- dijo Filippo.
Su madre, riendo, le dijo:
-¡Pero Filippo!¿Tú no sabes que hoy es Carnaval?
-¡Ah!¿Hoy es Carnaval?- pregunta Filippo.
-¡Sííí!- responde su madre.
-¡Ah,claro, con razón he visto a esa persona disfrazada!¡Y yo me había asustado!¡Ja, ja, ja!- Filippo rió con ganas.

Antonio Pérez

Anónimo dijo...

FILIPPO TRABAJA
Filippo era un niño. El sueño de su vida era ir a jugar a la plaza más bonita de Venecia.
Un día su madre le dio:
-¿Vienes, Filippo?
-¿Dónde, Mamá?
-A la Plaza de San Marcos.
-¡Sí, Mamá!¡Si voy!
Al pasar por una calle vio un cartel en una casa que ponía: "SE BUSCA A ALGUIEN PARA TRABAJAR". Filippo pensó que al día siguiente visitaría esa casa. Así hizo.
Filippo toco en la puerta de la casa donde estaba el cartel. Salió una mujer que le dijo:
-¿Tú quieres trabajar, muchachito?
Filipo dijo:
-¡Sí, sí!Pero, ¿en qué?
-En vender caramelos- le contestó la mujer.
Cuando Filippo volvió a casa los dineros que había recaudado se los dio a su mamá.

Isa

Anónimo dijo...

FILIPPO Y SU AMIGO FORASTERO
Filippo no tenía escuela porque estaba de vacaciones. Paseando por su ciudad, Venecia, se encontró a un niño solitario que miraba hacia todos los lados con cara de sorpresa.
-Hola, ¿estás perdido?- le preguntó Filippo.
- Creo que sí, acabo de llegar a la ciudad y he salido a verla. Estoy buscando la Plaza de San Marcos. Solo la he visto en fotografía y quisiera visitarla personalmente; pero no soy capaz de encontrarla.
-¿Quieres que te lleve? Yo soy veneciano y conozco esta ciudad como la palma de mi mano -se ofreció Filippo.
-¡Sí!- le contestó el niño forastero- la verdad es que ya estaba pensando en volverme al hotel donde me hospedo con mis padres.
-Vamos- dijo Filippo.
Tras callejear por varias calles estrechas, de pronto llegaron a la inmensa Plaza de San Marcos.
-Aquí es -dijo Filippo.
-¡¡Qué guay!!- el niño forastero quedó impresionado- es mucho más grande y bonita de lo que yo me podía imaginar.
-Yo te dejo aquí, me tengo que ir porque he quedado con mi madre -le dijo Filippo- ¿Serás capaz de volver solo a tu hotel?
-Sí, no te preocupes- le contestó agradecido el niño- ya me he orientado.
-Adiós.
-Adios y muchas gracias por tu ayuda.

Michelle

Anónimo dijo...

FILIPPO ENCUENTRA A UN NIÑO FORASTERO
Filippo se ha ido a la plaza de San Marcos con su mamá. Allí se ha encontrado con un muchacho que no conocía la ciudad.
-Quieres venir con mi madre y conmigo a dar una vuelta por Venecia -le preguntó Filippo.
-Sí, gracias, la verdad es que estoy asustado porque me he perdido y no sé por donde ir-le contestó el niño.
-Primero iremos a tomar un café y se te pasarán los nervios- dijo la madre de Filippo, que era muy cariñosa- después haremos nuestro paseo y cuando anochezca nos iremos a dormir.
Vieron toda la ciudad y al anochecer se despidieron quedando como amigos. Se dieron sus direcciones y acordaron escribirse.

Sara.

Anónimo dijo...

FILIPPO, EL NIÑO GONDOLERO
Un día Filippo estaba en la Plaza de San Marcos ayudando a los barqueros.
-¿Qué haces? Dice un barquero.
-Estoy aparcando góndolas- dijo Filippo- es que quiero ser gondolero.
El barquero se rió y dijo:
-Los coches son los que se aparcan, las góndolas se atracan, lo mismo que los barcos. Yo te puedo enseñar.
-Muchas gracias por quererme enseñar- le respondió Filippo.
-Empezamos hoy- dijo el barquero- lo voy a hacer gratis.
Filippo aprendió rápidamente.
Un día, "aparcando" una góndola vio a un niño que se ahogaba.
-¡Ayudaaa!¡Ayudaaa!- decía el niño con evidente acento extranjero, gritando desesperado.
-¡¡Ya voyyy!!- Respondió a gritos Filippo.
Filippo cogió una góndola, se acercó con cuidado al niño extranjero y logró salvarlo subiéndolo a la barca.
Cuando Filippo llegó a la orilla todo el gentío lo vitoreaba. De pronto, un hombre extranjero se acercó y abrazó al niño, era su padre.
-¡Gracias, gracias!Toma esto -le dijo el padre a Filippo.
-¡Ohhh!¡Muchas gracias!, ¡cincuenta euros!- exclamó Filippo.

José Luis

Anónimo dijo...

EN CARNAVAL
Filippo preguntó a su madre.
-¿Qué es eso?
-¿El qué?
-Esa ropa del siglo pasado.
-Es Carnaval, es un disfraz. Esa mujer se ha vestido para el Carnaval- dijo su madre.
-Vamos al Carnaval entonces, mamá.
Está bien, Filippo.

Marísol

Anónimo dijo...

FILIPPO Y SU AMIGO
La madre le dijo a Filippo:
-¿Ese es tu amigo?
-Sí, ese es mi amigo.
-Si quieres vamos a dar una vuelta con él- le propuso su madre.
Filippo lo aceptó y se fueron a la Plaza de San Marcos.
Fueron y vieron calles estrechas, canales, góndolas y otros barcos... hasta que llegaron a una inmensa plaza.

Mª Piedad

Anónimo dijo...

FILIPO QUIERE SER ASCENSORISTA
Filippo estaba con su madre en la Plaza de San Marcos y vio a un señor que era director del hotel más famoso de Venecia. Filippo se acercó a él y le preguntó:
-Tiene trabajo para mí.
-No- le dijo sécamente el señor.
-Ah, bueno- contestó Filippo decepcionado.
Al día siguiente, Filippo paseaba con su madre por la Plaza de San Marcos, cuando de pronto ella se sintió indispuesta.
Filippo pidió ayuda a los viandantes:
-¡¡Socorro, socorro!!¡¡Mamá se ha desmayado!!
Rápidamente llegó la ambulancia y se ocuparon de su madre, que pronto comenzó a reanimarse.
En medio del revuelo se acercó un hombre que reconoció a Filippo. Era el director del hotel.
-¿Tu eres el niño que ayer me pidió trabajo,no? Yo soy Daniel, el director del Gran Hotel de Venecia. Bueno, me lo he pensado mejor. Parece que no tenéis dinero. Por eso te cogeré para trabajar de ascensorista.
Filippo quedó impresionado.
-¡Muchas gracias, Don Daniel!- exclamó Filippo- ya tendremos más dinero y mi madre me podrá comprar unos zapatos para poder ir a trabajar elegante con el bonito traje lleno de botones que llevan los ascensoristas.
-¡Ja, ja, ja!- rio Daniel.
-Bueno, vamos a llevar a tu madre al Hospital- le dijeron los médicos de la ambulancia aFilippo- ya está estabilizada.
Después de una semana la madre de Filippo se recuperó totalmente.
Filippo apareció en el Hospital con su flamante traje de ascensorista del Gran Hotel de Venecia.
-¡Mamá, mamá; he conseguido trabajo!¡Y me han dando un adelanto de mi sueldo de este mes!
-Muy bien hijo, ya solo te faltan unos zapatos nuevos- dijo su madre- y ahora podré comprártelos.¡Ja, ja, ja!
-¿Vamos a casa?- preguntó Filippo.
-Sí, hijo mío- contestó su madre.

Eva

Anónimo dijo...

FILIPPO Y SU VECINA
Filippo vivía en Venecia, una ciudad muy poblada con mucha agua.
Su vecina vivía enfrente. Tenía un loro verde.
Filippo le ayudaba a hacer la compra, a poner la lavadora y a limpiar.
- Hola señora Manuela- le dijo Filippo- ¿Qué haces limpiando? Párate que te ayude.
Filippo subió a ayudar a su vecina y lo limpiaron todo. Cuando terminaron le dijo Manuela a Filippo:
-¿Quiéres venir conmigo a dar un paseo?
-Sí- respondió Filippo.
-Pues vamos- dijo Manuela.
-Párate a que se lo diga a mi madre.
Filippo se lo dijo a su madre.
-Sí, puedes ir, pero pórtate bien- dijo su madre.
- Sí mamá, hasta luego- Filippo se despidió dando un beso a su madre.

Antonio Molina

Anónimo dijo...

LOS ZAPATOS DE FILIPPO
Había una vez un niño que se llamaba Filippo, que vivía con su madre en Venecia.
-Mamá, vamos a jugar a la Plaza de San Marcos- le propuso Filippo a su madre.
-Vale -respondió su madre- así aprovecho para ir a la tienda un momento para ver una cosa.
-¿Y por qué no me compras unos zapatos?- le preguntó Filippo- los míos están rotos, se me ve el dedo gordo.
-Pues... ahora que me acuerdo- decía su madre mientras buscaba una caja en el viejo armario de su cuarto- me han dado unos de tu talla esta mañana.
-Mamá,¿de Verdad? -dijo sorprendido Filippo.
-Si hijo, de verdad.
-Y, ¿quién te los ha dado?- Preguntó Filippo mientras abría nerviosamente la caja.
-Un hombre muy trajeado que se me acercó a mi puesto de la plaza que se presentó como el director del Gran Hotel.-Explicaba la madre- Ante mis preguntas sólo me dijo que tú lo entenderías.
Filippo no lo dudó, dejó a su madre con la palabra en la boca y se fue corriendo al hotel.
-Señor, señor,¡tengo zapatos nuevos!- le dijo un jadeante Filippo al director.
-Si hijo, ya lo sé, ahora puedes trabajar- le respondió risueño el director.
-Si señor, podré trabajar si usted me lo permite.
-Por supuesto, tú eres ya el nuevo ascensorista del Gran Hotel de Venecia- dijo, muy ceremonioso, el señor director.
Filippo no cabía en sí de gozo y salió corriendo a contárselo a su madre.

Víctor

Anónimo dijo...

FILIPPO ENCUENTRA A SU AMIGO JUAN
Filippo paseaba un día por la Plaza de San Marcos y a lo lejos vio a su amigo Juan.
-Hola, Juan. ¿Cómo estás?
-Yo estoy bien, ¿y tú?- contestó Juan.
-¿Y tu familia?- dijo Filippo.
-Mi familia, bien.
-¿A dónde vas?
-Yo iba a comprar. ¿Y tú?- Preguntó Juan- Venga, te acompaño.
Estuvieron todo el día juntos, llevaban mucho tiempo sin verse y tenían mucho que contarse.
-¡Cómo pasa el tiempo cuando se está a gusto!- exclamó Filippo- se me ha hecho tardísimo, me tengo que marchar ya.
-A ver si no pasa tanto tiempo hasta que nos veamos de nuevo- dijo Juan mientras daba un abrazo de despedida a su amigo- Adios, Filippo.
-Adios, Juan.

Paula.

Anónimo dijo...

FILIPPO FUTBOLISTA
Filippo, que vive en Venecia, quiere jugar al fútbol pero resulta que, para ir al campo de fútbol, hay que cruzar un canal.
-¿Por qué no vamos mañana sábado a jugar un partido de fútbol?- propuso Filippo a sus amigos de la escuela.
-Pero,¿cómo vamos a ir al campo si está al otro lado del canal?- preguntó Piero, su compañero- No tenemos dinero para tomar el vaporetto.
-No hay problema- respondió Filippo- tengo a un amigo gondolero que seguro que nos lleva gratis.
Filippo quedó en ir a hablar con su amigo a la salida del colegio.
-Amigo Luciano- así se llamaba el gondolero- ¿nos podrás llevar a mis amigos y a mí mañana sábado al otro lado del canal? Vamos a jugar un partido de fútbol.
-¿Cuántos soís? En mi góndola puedo llevar hasta doce personas- respondió Luciano- no hay problemas.
-¿Dónde y a qué hora nos puedes recoger? -preguntó Filippo- hemos quedado a la una y media con el otro equipo de la otra orilla del canal.
-Bueno, pues os recojo a las doce en el embarcadero de la Plaza de San Marcos- propuso Luciano, el gondolero.
Filippo, muy contento, fue corriendo a avisar, casa por casa, a todos sus amigos. ¡Ya tenían combinación para ir mañana a jugar!

Juan